Muchas mujeres llegan a un punto de inflexión en la mediana edad.
De repente sienten que ya no son vistas ni reconocidas, ni en lo personal ni en lo profesional.
Lo que proyectan hacia afuera ya no refleja quiénes son hoy.

El miedo a empezar de nuevo y la creencia de que “a esta edad ya es tarde” las paraliza, aunque en lo profundo desean reinventarse.

Después de años de vivir en piloto automático, se sienten invisibles, estancadas y desconectadas de su propósito.

Y todo se vuelve más desafiante aún cuando la vida las lleva a migrar: un idioma desconocido, nuevas reglas culturales y la dificultad de expresarse con seguridad, que erosiona su confianza y apaga su voz.

¿Te reconoces en estas palabras?